Órganos autónomos ¿continuidad o cambio?
Juan Martínez Veloz.
Está en la mesa del debate político nacional y en el Congreso el tema de los órganos constitucionales autónomos (IFE, IFAI) y los nuevos; el Instituto de Evaluación de los Maestros y el Instituto Federal de Telecomunicaciones.
Creemos que en debate de lo que será el marco jurídico y la integración de estos órganos debe estar muy clara la idea (una filosofía general) de lo que se quiere hacer con ellos.
Los órganos constitucionales autónomos han surgido en el derecho constitucional moderno como miembros auxiliares de algunas de las funciones del Estado que requieren especialización, independencia y autonomía, al margen de las políticas partidistas de coyuntura.
Para que puedan cumplir sus fines, la Constitución y la ley deben de dotar a dicho órganos de ciertas garantías como por ejemplo; tener su origen y fundamento en la Constitución; ciudadanizar (despartidizar) el nombramiento de sus integrantes; personalidad jurídica propia, autonomía presupuestal, capacidad de darse su normatividad interna (reglamentos), entre otros importantes aspectos.
Se visualizan posiciones encontradas de los partidos en algunos puntos de estos organismos; ello es natural, pero debe consensarse una línea general de debate y solución a los problemas de estas entidades.
Por ejemplo; mientras el PRI quiere un cambio en el IFAI, el PAN al parecer pretende que las cosas se mantengan como están hasta ahora. En el IFE es a la inversa; el PRI pareciera apostar por la continuidad y el PAN quiere un Instituto Nacional Electoral que sustituya al IFE. Lo peor que pudiera suceder es “Yo no lo muevo aquí, si tú no te metes allá y todos contentos al final”.
El asunto no es menor y el propio presidente Enrique Peña Nieto debe tomar cartas directas en el asunto. Si como hasta hoy el nuevo titular del Ejecutivo se quiere posesionar como un presidente reformador, es indudable que le pegará a su imagen reformadora que las cosas se mantengan en estos órganos como hasta hoy.
La Secretaria de Gobernación debe “puentear” entre los partidos con visión de Estado (como en antaño) mirando el mediano y largo plazo. Los dos primeros años de gobierno de EPN serán los mejores para hacer grandes reformas, después quién sabe lo que pase.
Esta en puerta el nombramiento en la Cámara de Diputados de un consejero en el IFE por la renuncia del maestro Sergio García Ramírez. Este hecho será un buen termómetro para medir si existirá cambio o continuidad en los órganos autónomos.
Si los partidos le apuestan por el cambio en el IFE deben posponer el nombramiento hasta después de la discusión del marco jurídico de la nueva institución electoral o bien nombrar un consejero por un periodo limitado hasta que entre en vigencia el nuevo organismo electoral. En cambio, si la apuesta de los partidos es la continuidad deben nombrar al consejero por los 9 años que prevé la Constitución actualmente.
Nosotros pensamos que las elecciones de julio de 2012 salieron (B; bien) para México, a diferencia de 2006 (S; suficiente), sin embargo algo hay que hacer con las instituciones electorales para mejorar los índices de participación y legitimidad de nuestros gobernantes. Queremos elecciones con (MB; muy buenas) y (E; excelentes). Debemos ocuparnos de eso y el IFE es pieza fundamental en este proceso.
En el caso del IFE mexicano el descredito ha venido fundamentalmente de asuntos internos; los altos sueldos de los consejeros; la renuncia del propio Sergio García Ramírez (SGR) ¿Se equivocó la legislatura anterior en su nombramiento? ¿Le falló el consejero SGR a la Nación? ¿Existe alguna causa superveniente de su renuncia que desconocemos? Lo real es que el consejero SGR tiene un alto perfil profesional incluso para presidir el IFE, por eso no entendemos su renuncia.
También el hecho de que el PRD haya pedido la renuncia del Consejero Presidente daña a la institución. Existen igualmente cuestiones administrativas poco claras desde junio de 2010. La ligereza en el manejo de la edecán argentina en el debate presidencial (para ella, el salto a la fama). Aparte preexiste un alto grado de abstencionismo electoral y voto en blanco (60%) sobre todo en las elecciones intermedias de diputados, en el cual el IFE tiene parte de responsabilidad en el tema.
Ojalá y el “romance poselectoral” entre los partidos (Pacto por México) llegue hasta los órganos autónomos para dotarlos de mejores garantías para el desarrollo de sus funciones. |